Desde hace tiempo tenía El libro salvaje entre las estanterías, quería leerlo pero siempre
había un libro más atrabancado que se brincaba su lugar en la lista y se
presentaba como el primero de la fila. Hace un par de semanas puse a los libros
en su lugar y abrí por primera vez El
libro Salvaje.
El protagonista del relato se llama Juan tiene trece
años y una hermana que se llama Carmen. La historia comienza con un problema
familiar que Juan no entiende y le asusta, su madre decide que necesita tiempo
para entender lo que ha sucedido y manda a Carmen a pasar las vacaciones con su
mejor amiga y a Juan a la casa del tío
Tito.
El tío Tito vive en una casa abarrotada de libros, un
lugar que yo me imaginé enorme y laberíntico, que huele a viejo y a los guisos
de Eufrosia la cocinera y que en un primer momento parece muy poco
hospitalario.
Mientras Juan vive entre libros el tío Tito le
confiesa que lo invitó porque quiere que lo ayude a encontrar El libro salvaje, y el sobrino parece
tener ciertos dotes especiales para tratar a los libros, pues es un lector
Princeps.
La historia teje y desteje las aventuras de Juan
entre los libros, en pasillos que lo ayudan a conocer más de su propia historia
a enfrentar viejos miedos y a ver más allá de las evidentes excentricidades de
su tío, Juan encuentra en la lectura un pretexto para acercarse a Catalina, (una
chica que le gusta desde la primera vez que la ve ayudando a sus papás en la
farmacia que está frente a la casa del tío) y algunas respuestas a todo lo que
ha vivido en los últimos días.
La historia es entretenida, ágil y esconde entre sus
páginas mucho más que una simple historia infantil. En su aparente sencillez se
hilvana un tratado claro y contundente sobre el arte de la lectura, lo bueno
que hay en los libros, los lugares comunes, los clichés gastados y poco
elaborados del lector ensimismado y antisocial, la recepción del texto según el
lector, la transfiguración de las historias, el libro indicado para cada lector
y la posibilidad infinita de compartir y sumar voces al placer de la lectura.
El autor del cuento es Juan Villoro incansable
cazador de lectores, un escritor discreto, sencillo y habitante de las letras
desde pequeño (de hecho los nombres de los protagonistas son el de él y su
hermana Carmen, a quien le dedica el libro). El libro lo publica el Fondo de
Cultura Económica y lo encuentran en dos formatos, el original de pasta suave y
un precio excelente y la edición conmemorativa de los ochenta años del
nacimiento del FCE, en pasta dura, papel más robusto y con ilustraciones a
color. Las dos versiones están ilustradas por Gabriel Martínez Meave, las
ilustraciones complementan la historia pero no se abalanzan a dar más detalles,
aquí acompañan sin interferir o delatar al texto.
Si ya lo leyeron cuéntenme qué les pareció y si no, échense
un clavado en busca de El libro salvaje, tal vez se encuentren en medio de los
pasillos de la biblioteca del tío Tito y descubran secretos de ustedes que no
sabían que guardaban.
cj