Esta tarde mientras
caminaba con mi hijo de 7 años, decidí entrevistarlo, buscando el tema para la
entrada de hoy, misma que no había
preparado por estar con el ánimo en otra parte.
- ¿Tú crees
que fue importarte que aprendieras a leer?
- Sí
- ¿Qué es
importante de leer?
- Pues que se
aprenden palabras nuevas y conoces historias interesantes.
Entonces me acordé que cuando este niñito terminó el kínder, en la ceremonia
para despedir a los niños que se iban a la primaria, la directora de la escuela
dijo de él que siempre se distinguió por su vasto vocabulario. Desde que
era muy pequeño utiliza con tanto
acierto el lenguaje, que causaba gracia en los adultos que lo escuchaban. Las
maestras me daban el crédito de su singular conducta lingüística: “es así
porque tiene una mamá literata” –decían-
¡Qué literata voy a ser! Además ni se imaginan lo coloquial que soy en
mi ambiente familiar. No, este niño que usa adjetivos como magnífico, espeluznante o
liviano, que jamás ha contestado con un “ok” a una pregunta y desde que
aprendió a hablar asiente con un “de
acuerdo”, es casi purista del lenguaje
por otra razón
Hoy acabé de comprobarlo, todo es culpa de los libros, es ahí donde
aprendió a conocer las palabras y a usarlas para expresarse con tanta puntualidad.
Antes, interrumpía la lectura en voz alta para preguntarme qué significaba tal
o cual palabra; ahora soy yo la que eventualmente interrumpe para preguntarle
si sabe lo que significa la palabra que acabo de decir. Si no pregunta es
porque sabe, créanme, sus definiciones siempre lo demuestran.
- Y ¿cuál es
tu libro favorito?
- ... ¿de los que
tenemos en la casa?... El de los dinosaurios que tiene ventanitas. Pero
deberías hablar de El cocodrilo de la
bañera
- ¿Por qué de
ese?
-Pues porque
es de aventura y eso a todo mundo le gusta.
Seguiré su sugerencia. Les diré que El
cocodrilo de la tina[1],
trata de una niña con facilidad para inventar historias y que encuentra, en esa
habilidad, la manera de atemorizar a su hermanito y poder gozar de libertad en el baño de tina que tanto disfrutaba. Después un
incidente, que ella cree haber provocado, la lleva a darse cuenta de cuánto
quiere a su hermano menor y se convierte en la heroína de la historia salvando
del desagüe “un juguete favorito”.
Mi ánimo sigue en otra parte. Guardo el deseo de que en México
cualquier persona, desde un niño de primaria, hasta el presidente de la
República, pueda decir el título de un libro que ha leído y le ha significado
algo. Porque el lenguaje configura el pensamiento. Mientras más palabras
tengamos para referir la realidad más elaborado será nuestro pensamiento, pero
también más crítico, más tolerante, más consciente y menos, mucho menos pobre.
Aquí les dejo esta reflexión que encontré interesante, en torno al fomento de la lectura en nuestro país. http://akantilado.wordpress.com/2011/12/12/reflexiones-sobre-lectura-y-realidad/
sd
Excelente! Me encanta saber que los padres de familia se esmeran en inculcar tan hermoso hábito en sus hijos :)
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