Oficialmente van concluyendo los ciclos escolares y se siente un clima más relajado y con menos tráfico, aunque no cede el nudo en la garganta que los mexicanos arrastramos desde el domingo, es innegable que para muchos maestros y estudiantes ¡¡¡llegaron las vacaciones!!!
Entonces,
ya sin tantos pendientes se enciende en el horizonte la posibilidad de la
lectura a pierna suelta, descarada, desaliñada y prolongada hasta que el lector
decida ponerle fin a un capítulo o párrafo.
Durante
mucho tiempo he alimentado en mí la idea de que leer es una forma de soltar;
soltar el cuerpo en la cama, sillón o paraje que me acoja en los momentos de
idilio con una buena novela, soltar el sentimiento cuando encuentro en lo que
leo un reflejo de lo que yo guardo en lo más profundo de mi ser, soltar las
lágrimas y en ocasiones el llanto contenido cuando leer se funde con la
realidad propia o inventada, soltar una carcajada de alivio cuando las palabras
me atraviesan y entretienen, soltar la lengua para leer en voz alta, soltar los
prejuicios para dar pie a una visión más amplia y muchas veces también soltar
el libro para cambiarlo por otro, digerir lo leído o continuar con la vida.
Así,
las vacaciones que tienen como fin soltar el trabajo y reponer la energía y
fuerza psíquica, intelectual y física, siempre me han parecido similares al
placer de una buena lectura. La metáfora gastada de la lectura como viaje, es
cierta para aquellos que rondaremos las mismas calles durante el periodo
vacacional, la posibilidad de escapar a las rutinas a través de la lectura es
liberadora y altamente recomendable para reponerse de lo hecho y renovarse para
lo que viene.
El
país se ve gris y duele, como se lee en muros físicos y virtuales.
Tal vez estos días y las lecturas que convoquemos nos ayuden a soltar el
hartazgo, los prejuicios, las ideas enquistadas sobre lo que sucede y nos
negamos a ver, se me ocurre que podemos iniciar una cadena de lecturas para
manifestar nuestro descontento y compartir nuestra esperanza hacía lo que debe
ser el país.
Lanzo
a ver qué me encuentro la invitación a que nos deleiten con algún comentario
sobre las lecturas que los ayudan a soltar, descansar y reconstruir.
cj
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