Los hermanos se quieren tanto
como se odian, compiten, se molestan y se apoyan. Para Manolito, el narrador
personaje de Elvira Lindo, su hermano menor es insoportable, es simplemente “el
Imbécil”. Detesta que los adultos
festejen todas las gracias del nene: “… y les pareció muy gracioso y se rieron
mucho, y a mí me dejó de dar pena el Imbécil porque siempre se lleva a la gente
a su terreno y siempre cae bien a todo el mundo, aunque haga lo peor”. Pero cuando la vida los pone en circunstancias
difíciles Manolito y el Imbécil son solidarios entre ellos como todos los
hermanos: “Yo soy un cobarde, como mis amigos, pero que le toquen al Imbécil,
eso sí que no.”
La mirada infantil de Manolito
caracteriza a los adultos de su entorno; la madre Cata “Mi madre, o como dije
en el capítulo anterior, la mamá del Imbécil, porque parece que sólo tienen
ojos el uno para el otro…” el abuelo Nicolás
“Mi abuelo le dijo al dependiente que qué había pasado, que yo era un niño que
daba gloria verme de lo bueno que era, que era un niño que sólo daba problemas
con lo vago que era en el colegio, con lo celoso que era con el Imbécil y con
que a veces no había quien me callase y que ponía a mi madre de los nervios (de
punta)”. Luisa, la vecina metiche y chismosa, que está segura de que de haber
tenido hijos los habría criado sabiamente: “La Luisa había decidido cambiarnos
y convertirnos en esos vecinos que todas las Luisas quisieran tener”.
Manolito tiene 9 años, no crece
tan aprisa como quisiera, usa lentes y para colmo es regordete. Nicolás tiene casi
4 años aunque no ha dejado el chupón, es tan inoportuno como precoz y se atreve
a hacer las cosas de las que Manolito
quisiera ser capaz. Esta historia cargada de humor es un disfrute para los
hermanos mayores incomprendidos y para los padres que a veces no nos acabamos
de enterar cómo nuestros hijos lidian para explicarse las cosas que van pasando
en su niñez.
Esta esdrújula, que tuvo la
fortuna de ser hermana menor, se ha reído como niña al leer las aventuras de
Manolito y el Imbécil y ha comprendido un poco más que sus hijos, a pesar de la
rivalidad se quieren como sólo un hermano puede.
sd