Este fin de semana se presentó en
el Teatro Experimental de Jalisco, una compañía potosina con una puesta en
escena que surge de un laboratorio actoral. El tema atrajo a esta esdrújula. En
el programa de mano, una pequeña caja para armar, se invita al espectador a un
encuentro con “aquello que hemos sido, que dejamos de ser: la infancia; comarca
que a diferencia del Paraíso, no precisa de la muerte para habitarla”.
Durante hora y
media, el público se puso en contacto con esos lugares comunes de la infancia.
Canciones de Cri-crí, juegos tradicionales, juegos de roles, miedos,
rivalidades, emociones, sensaciones, recuerdos imprecisos pero perennes, que
configuran nuestra memoria y que en pocas ocasiones exploramos tan vívidamente.
El material de
este ensayo se conforma de anécdotas reales sobre esa disonancia entre las
percepciones infantiles y adultas. ¿Qué circunstancias se convierten en un
recuerdo de la infancia? El desfile militar al que nos llevaron, creyéndolo un
excelente entretenimiento, y que sin embargo nos atemorizó. El cariño de un tío
o de una abuela. La reacción inesperada de un adulto por un comportamiento mal
interpretado. La crueldad de los pares, pero también su complicidad
incondicional. La desilusión de un 6 de
enero. La escuela y el recreo.
El viaje
experimental a la memoria colectiva de la infancia se consigue con: cuatro
actores en un escenario de teatro tipo arena, una caja de madera, un puñado de
objetos evocadores de la infancia, un par de pantallas en circuito cerrado y la
confabulación del espectador.
Si El
rinoceronte enamorado volviera a traerla a nuestra ciudad Sr. Tlacuache –Ensayo sobre la infancia-
no se pierda la ocasión de echar una
mirada a su propia niñez; resulta una experiencia interesante. Entre tanto, aquí les dejo una muestra:
sd
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