Max es un niño como cualquier otro, un niño que al crecer tiene que renunciar a
ser el centro de atención y refugia su fragilidad en un disfraz. El problema de
Max es que aún no reconoce a sus monstruos “su lado salvaje” y su aventura consiste en sacarlos de sí
mismo para nombrarlos, enfrentarlos, resistirlos y reconciliarlos.
Cualquier niño teme a sus
monstruos. Este hermoso cuento les enseña como derrotarlos, incluso a los más
pequeños, gracias a la sencillez de
lenguaje y las magníficas ilustraciones.
Max vence a sus monstruos sin
destruirlos simplemente despidiéndose de ellos.
Al terminar su viaje simbólico y volver
a casa, ya sabe dónde viven su rabia, sus celos, su miedo; todas esas emociones
difíciles de aceptar que aprendió a tratar.
En 2009 se hizo una adaptación al
cine del cuento de Maurice Sendak: Where
the wild things are. Mi
hijo menor tenía 5 años y en una escena lloró conmovido, entonces le
preguntamos qué era lo que le había hecho llorar, él contestó:
“la canción”. Y es que, como una
querida amiga melómana que tengo me hizo ver, el mayor acierto de la versión
fílmica es que la música te lleva a los mismos lugares del alma a los que las palabras del texto y las imágenes pretendieron transportarnos.
Sendak acaba de fallecer este
mes, a los 83 años, dejándonos esta ventana para que cualquier
niño, como Max, encuentre el lugar donde viven sus monstruos y deje de
temerles.
sd
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