El teatro se ha asociado a la
enseñanza desde sus inicios. A través de él se ha adoctrinado en los intereses y
valores de las épocas. También, algunas veces, ha enseñado sobre educación.
Un día como hoy
de 1965 murió el dramaturgo español Alejandro
Casona. Según cuenta en su autobiografía, fue hijo de maestros, el cargo
público peor pagado en España; así que vivió una niñez muy modesta. En vista de que
el matrimonio no tenía trabajo en la misma localidad, tuvieron que vivir
separados, repartiéndose a los hijos por temporadas.
A pesar de las dificultades que sabía que
tendría, Casona heredó la vocación de sus padres, estudió Pedagogía y se convirtió él mismo en
maestro de educación primaria. Pero había otra vocación igual de intensa, que empezó
a descubrir muy joven, cuando leyó a
Calderón de la Barca:
“El primer libro serio, que me deslumbró, fue La vida es sueño, de Calderón, que tenía
mi padre en una vieja edición. La guardaba como un tesoro, con miedo a que sus
hijos la alcanzáramos. Aquel libro me daba la sensación de que debía tener algo
prohibido, algo extraño; pero no tenía nada de prohibido. Era, sencillamente,
una buena edición que no quería que tocáramos”. http://www.alejandro-casona.com/vida.htm
Más tarde
cuando por primera vez fue espectador de una obra, le pareció que aquello era
lo más maravilloso que había visto en la vida.
Encontró entonces la manera de
combinar sus dos pasiones y se dedicó por años a dirigir una compañía ambulante que iba de aldea en aldea, llevando
teatro a niños y comunidades campesinas.
En una época
donde la creencia generalizada de educación se resumía en el aforismo “la letra
con sangre entra”, Casona escribió Nuestra Natacha (1935). La heroína de la
historia es portadora de los ideales del autor. Fue un completo escandalo que
sacudió las conciencias. Denunciaba el
castigo de los reformatorios juveniles y mostraba la esperanza en la verdadera
educación.
Tal vez, 47
años después de su muerte haya lectores que lo encuentren demasiado romántico.
A algunos nos sigue inspirando y lo recordamos releyéndolo. Si ustedes todavía no lo conocen hoy puede ser un buen día para hacerlo.
sd
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