Para empezar el curso de Lectura y
Redacción, les pido a los alumnos nuevos que escriban su Historia personal de lectura. Este año me sorprendió que una
adolescente le diera un sitio y mención especial a la relectura de ciertos
libros. Me sorprendió porque no estoy acostumbrada a ver que los adolescentes
tengan ese hábito. Incluso cuando un libro les haya cimbrado el alma, no ven
objeto en leer otra vez, algo que ya leyeron.
Simultáneamente, en el
curso de Literatura, que doy a alumnos un poco mayores, insisto en que los
cuentos de La guerra del tiempo de
Alejo Carpentier, hay que leerlos una vez y otra vez y las que hagan falta para
comprender el sentido maravilloso que ofrecen. Insisto sin claudicar y sin caer
en la tentación de explicárselos, porque el momento en que la expresión en sus
caras me hace saber que sí, que por fin entendieron Semejante a la noche, El
camino de Santiago, o Viaje a la
semilla es uno de esos momentos que más disfruto de ser maestra.
En fin, lo que quería
contarles es que estaba pensando en que la relectura es una práctica que se
lleva a cabo mucho más en la etapa de la niñez que en ninguna otra de nuestra
vida. Los que son padres, seguramente asentirán, recordando la cantidad de
veces que se han visto forzados a leer el mismo cuento para sus hijos pequeños.
¿Por qué será que, a medida que el tiempo pasa, perdemos ese antojo de volver a
encontrarnos con la misma historia?
En estas cosas pensaba,
cuando decidí que lo mejor sería que esta noche no hubiera capítulo de Narnia para René. En su lugar, reapareció del librero Si tienes un papá mago[1].
El contento no pudo ser mayor y el pequeño oyente, sintiéndose muy honrado leyó
una buena parte. Me di cuenta de algo, la relectura es magnífica para los
pequeños lectores, un libro conocido es como la casa de un amigo. Recordé estas palabras del Borges lector:
“Yo he tratado más de
releer que de leer, creo que releer es más importante que leer, salvo que para
releer se necesita haber leído. Yo tengo ese culto del libro. Puede decirlo de
un modo que puede parecer patético y no quiero que sea patético; quiero que sea
una confidencia que les realizo a cada uno de ustedes; no a todos, pero sí a
cada uno, porque todos es una abstracción y cada uno es verdadero”.
El
Libro
en: BORGES Jorge Luis (1998) Borges oral
Alianza Editorial.
Espero que sepan disculpar la tardanza
en la entrada de hoy. Esta esdrújula estaba releyendo.
sd
[1] De Gabriela
Keselman, editado por SM, es una linda historia corta, sobre las palabras que
cualquier padre, sin importar la profesión que tenga, puede darle a sus hijos
para que se sientan confiados y felices.
Ahhhh ¡¡¡las historias de lectura!!! esas joyas en bruto para los maestros, yo también sigo pidiéndolas y aprendiendo con ellas más de lo que intuyen los alumnos.
ResponderEliminarVolver a leer en efecto es un arte para los niños, un gusto que a veces disgusta a los padre, pero que ya de adultos cuando lo practicamos nos hace sentir un poco niños. He releído algunos libros que me emocionan tanto que vuelvo una y otra vez sobre ciertas frases.
En fin, a leer y releer con gusto ;)
He leído tres veces Donde el corazón te lleve (Susana Tamaro), cada que lo leo descubro algo de mi en él.
ResponderEliminarPero he leído y releído con Pablo: Peter Pan, El Pájaro del Alma, Pirata, Oso afanoso, Cangurín...y tantos que mi memoria (corta) no ha memorizado.