septiembre 19, 2014

Encuentros inesperados



Yo no sé cantar, bailar, o tocar un instrumento musical, me pesan los párpados cuando tengo que usar maquillaje y me siento ajena y fuera de lugar en situaciones elegantes y llenas de expectativas de etiqueta y rutinas vetustas de socialización.

Yo lo que sé es leer, perderme en las páginas de una novela, soñar con los personajes que encuentro, volar con el pensamientos de otros, jugar con las palabras, paladear los sentimientos, imaginar mis vocablos favoritos, ser parte de ese mundo que parece añejo y falto de emociones que te aceleren el corazón.

Sé leer porque mis papás me enseñaron, porque los libros me arroparon cuando la vida me parecía difícil y han sido mi refugio cuando me siento fuera de lugar.

La vida me ha cambiado y he aprendido a tolerar ciertos convencionalismos sociales y a buscar grupos en los que no me siento tan ajena, tengo un puñado de amigos que me conocen, me quieren y entienden que yo socializo poco y a mi modo, tengo una familia y vivo rodeada de libros.

Hace unos días, por primera vez encontré un espacio en el que platicar con desconocidos, intercambiar experiencias y hacer amistades de paso, me resultó placentero, significativo y lo más sencillo del mundo. Esto sucedió en los pasillos estrechos y saturados de un piso impersonal de un enorme hotel de la enorme Ciudad de México, ahí en el espacio (para mí inmenso) del encuentro con los otros, me sentí a mis anchas para ser yo misma.

Rodeada de literatura infantil, desaforada por las palabras e ilustraciones, viví cómo si fuera el patio de la secundaria el 34 Congreso Internacional de IBBY.

¿IBBY?

Las siglas pertenecen al International Board of Books For Young People, una asociación civil que se fundó después de la segunda guerra mundial con el objetivo de crear espacios de paz a través de la literatura infantil, el organismo crece día con día y cada dos años organiza un congreso internacional para intercambiar ideas sobre el tema y entregar los premios Andersen (algo así como el Nobel de literatura e ilustración en libros infantiles) este año por azares del destino el congreso se llevó a cabo en la Ciudad de México un lugar al que sin tanto esfuerzo y gasto se puede llegar desde Guadalajara (hace dos años fue en Londres y en el 2010 en Santiago de Compostela) y a pesar de algunos detalles de organización, el encuentro superó mis expectativas, excelentes conferencias magistrales, interesantes proyectos paralelos, escritores e ilustradores sinceros y sencillos y un cierre espectacular en el Palacio de Bellas Artes.


No sé a dónde quería llegar con todo esto, tal vez es sólo un pretexto para contarles que la lectura, a pesar de las resistencias es un encuentro con los otros. 

Más adelante les compartiré algunos de los temas que se trataron en el encuentro que tuvo por título Que todos signifique todos, haciendo alusión a la necesidad de incluir nuevas prácticas y temas en la literatura infantil y en la formación de lectores.

cj

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