junio 08, 2012

La Peor Señora del Mundo

Hay libros que encuentran su camino dentro del gusto de los niños a pesar de las quejas iniciales por parte de los adultos. La Peor Señora del Mundo es una de estas obras que en un principio encontró renuentes a los adultos, ávidos a los pequeños y ambivalentes a los maestros.

El cuento del narrador y poeta mexicano Francisco Hinojosa, ilustrado por el caricaturista, pintor y uno de los cartonistas políticos más celebres de México, Rafael Barajas “El Fisgón”, apareció hace ya casi dos décadas. En 1992 en México aún no se vivía el boom y despliegue de la producción editorial de literatura infantil y juvenil que se ha exacerbado en los últimos años, había libros para niños, unos mejores que otros, pero no con la calidad ni la consciencia con la que se escribe e ilustra ahora para los pequeños.

La Peor Señora del Mundo nació de prisa, el mismo Francisco Hinojosa ha dicho que fue una de esas historias que surgen “una vez en la vida” pues la escribió en no más de cuatro horas. Un cuento redondo que se le escapó del tintero antes de entenderlo por completo, una historia que amenazaba por el tipo de personaje que presenta, pero sobre todo, porque sin saberlo, replanteo la literatura infantil y juvenil que se escribía en México.
En un país en el que nos hemos negado a asumir una idea de la niñez que integre sus deseos, ambivalencias, gustos y disgustos a la par de los adultos. Una historia así era (y sigue siendo) amenazante porque nos presenta esa doble cara de “lo mexicano” que tanto nos cuesta ver.

Una mujer opuesta a la idea de buena madre de cualquier país, más aún de México en donde la madre es la figura abnegada que cuida y vela eternamente por el bienestar de sus hijos, familiares y personas cercanas. La Peor Señora es mala también con sus hijos a quienes alimenta con comida de perro y castiga por sacar buenas o malas calificaciones, les pone limón en los ojos y los hace dormir en un gallinero.

Por otro lado la historia nos muestra a un pueblo en masa, que se puede manipular y prefiere huir de las situaciones problemáticas, La Peor Señora tiene a todos tan cansados que logra que hasta los seres más pequeños, las cucarachas, se vayan. Si regresan es porque se plantea la posibilidad de vengarse a través de pisotones y pellizcos. El cuento nos atrapa sin aspavientos y el personaje de tan malo se vuelve entrañable.

Era una señora mala, terrible, espantosa, malvadísima.
La peor de las peores señoras del mundo.
La más malvada de las malvadas.

Las ilustraciones que en la versión original son en blanco y negro, y en la versión de aniversario se pavonean más grandes y a todo color también son exageradas, juegan con los estereotipos mexicanos a través de los guiños de humor de El Fisgón; el mandil como parte esencial de la indumentaria de La Peor Señora, las cactáceas, los sombreros, las trenzas, los bigotes, y el campo. Al final el lector atento termina asombrado por las similitudes que se pueden encontrar entre el pueblo de Turambul y otros pueblos y ciudades de México.


El desenlace de la historia no podía dejar de lado el ingenio mexicano, el pueblo entero se une para poner en marcha un plan que acabe con el sufrimiento y maltrato a los que los ha sometido esta mujer que goza dañando a otros. El plan es simple pero eficaz, requiere la complicidad de todos, también de la Peor Señora que como personaje principal debe mantener su esencia hasta la última página del libro.

El final es clásico “desde entonces todos vivieron felices”, Francisco Hinojosa, nos hace ver con la simplicidad de un buen artista que hay ciertos elementos que hacen de la buena literatura lo que es: las frases contundentes, el lenguaje claro pero no simplificado, el gusto por la ficción sin perder de vista la identidad.


La Peor Señora del Mundo es uno de esos cuentos que a puntapiés de tacón de bota picuda, arañazos de uñas demasiado largas y ojos que amenazan a quien se atreva a mirarlos de frente, se ha convertido en un clásico de los niños.

cj

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