agosto 28, 2014

Hijita, ¿segura qué ese libro?



Durante algunas semanas he pasado por momentos que no sé cómo resolver, en apariencia es sencillo y cualquier mamá no desquiciada como yo, voltearía los ojos pensando que es una ridiculez lo que me aqueja.

El punto es: mi esposo, mi hija y yo frecuentamos librerías, es un pasatiempo de fin de semana que a todos nos resulta entretenido y nos hace compartir y conversar la mayoría de las veces no compramos nada (el precio de los libros es tema para otra entrada) pero de vez en cuando mi hija puede llevar un libro. Al principio era fácil, papá o mamá seleccionaban unos cuantos libros que juzgaban apropiados para la edad y de buena literatura infantil, los leíamos y de esos mi hija escogía el libro que más le gustaba, tan tan, todos felices con la nueva adquisición.

Pero en fechas recientes la tradición se ha roto, mi hija que aún no lee, es una lectora voraz, recorre el área infantil de las librerías de punta a punta, observa, toma libros, los hojea, revisa cuidadosamente las portadas, a veces nos pide que se los leamos y otras veces se conforma con la historia que ella lee en las ilustraciones, hasta aquí todo bien. Lindo y romántico ver a una pulguita de cuatro años con actitud de setenta recorrer los pasillos de la librería. El problema llega cuando triunfante y con ojos brillantes nos muestra el libro que  eligió. Mi esposo es más discreto y le pregunta cauteloso por qué le gustó, yo en cambio hago un esfuerzo gigante por no decirle descaradamente que el libro que quiere llevar es una porquería, lo veo sin ganas, le preguntó si no quiere ver otros, le leo los que a mí me han gustado, intento asombrarla con libros similares al que eligió pero bien escritos, pero el resultado siempre es el mismo, mi pequeña acepta las sugerencias, escucha con ánimo los cuentos que le propongo, comenta las ilustraciones y al final pregunta si está bien comprar el que ella había elegido.

Cuando esto ha ocurrido, respetamos su decisión y compramos el libro malo*. Hasta ahora los dos o tres libros de éste tipo han pasado sin pena ni gloria, los leemos unas cuántas noches pero después mi hija los guarda en sus bolsitas o los usa como juguetes y regresan a las lecturas nocturnas las historias e ilustraciones más nutritivas.


Sé que por el costo de los tres libros malones hubiéramos podido comprar tres libros buenos, sin embargo por el momento tanto mi esposo como yo hemos decidido que lo importante a estas alturas es tolerar las malas  elecciones y esperar a que pasen. Me puse yo en el lugar de mi hija y me sentí fatal al pensar que alguien llegara a decirme que mis lecturas son una porquería informándome así nomás que de ahí en adelante todo lo que leo lo seleccionaría otros.   

¿Comentarios, sugerencias?
cj

* Aclaro que mi juicio sobre la calidad de los libros tiene que ver con la pobreza del texto, la mala calidad de las ilustraciones y los artilugios que utilizan para atrapar a los niños: brillos extremos, ilustraciones que pueden servir de rompecabezas (pero que no son ni una ni otra). Si existiera una librería en Guadalajara que no cediera a este tipo de textos yo le juraría amor eterno, lamentablemente en nuestro país para que una librería sobreviva tiene que tener un poco de todo, incluyendo juguetes y demás objetos que no van en esos espacios, pero eso también puede ser tema de otra entrada...

agosto 27, 2014

¡Feliz cumple, Juan Crisóstomo Ruiz de Nervo!

Hoy es aniversario del poeta nayarita conocido como Amado Nervo. 

Quizá para muchos de los mexicanos este poeta sea más conocido porque alguna calle de la ciudad lleva su nombre que por sus poemas. Sin embargo, para aquellos que fuimos a la primaria entre los 60 y los 80 recordamos su nombre debido a que, o nos aprendimos uno de sus poemas o lo escuchamos en voz de alguno de nuestros compañeros.

He aquí para celebrar su cumpleaños un fragmento del poema: El primer beso.





Yo ya me despedía.... y palpitante 
cerca mi labio de tus labios rojos, 
«Hasta mañana», susurraste; 
yo te miré a los ojos un instante 
y tú cerraste sin pensar los ojos 
y te di el primer beso: alcé la frente 
iluminado por mi dicha cierta. 

Salí a la calle alborozadamente 
mientras tu te asomabas a la puerta 
mirándome encendida y sonriente. 
Volví la cara en dulce arrobamiento, 
y sin dejarte de mirar siquiera, 
salté a un tranvía en raudo movimiento; 
y me quedé mirándote un momento 
y sonriendo con el alma entera, 
y aún más te sonreí... Y en el tranvía 
a un ansioso, sarcástico y curioso, 
que nos miró a los dos con ironía, 
le dije poniéndome dichoso: 
-«Perdóneme, Señor esta alegría.»

dfcg



agosto 25, 2014

La hermana de Freud

Conocer la vida y las ideas de Sigmund Freud a través de la voz y perspectiva de su hermana menor Adolphine, es el eje de esta novela. Demostrar el valor de la fuerza femenina a través de las hermanas de dos celebridades de la humanidad, su cometido. 

La hermana de Freud (Smilevski, 2013 Alfaguara) es una novela en la que a través de la voz de Adolphine Freud imaginamos la vida del creador del psicoanálisis desde el seno de su familia.

La historia inicia por el final de la vida de las hermanas de Sigmund y narra lel viaje terrenal de Adolphine. Como lectora conocí su enferma infancia, sus encuentros y desencuentros con su hermano (el Sigi de oro), viví en el manicomio al que voluntariamente se inscribió (y que su hermano costeó), me desesperé con las ideas vanidosas, egocéntricas, ciegas y machistas del ícono más conocido de la psicología moderna.

Mis partes favoritas fueron cuando Adolphine debate con Sigmund las ideas pilares de la teoría psicoanalítica, le contrarresta el raciocinio exacerbado con aportaciones sobre la belleza, el amor, la locura, la inmortalidad y la misericordia.

Se sabe que Smilevski escribió una ficción, sin embargo al haber concluido la lectura mi pensamiento no cree que lo ahí narrado haya estado tan separado de la realidad.



Advertencia: novela no apta para los que consideran al psicoanálisis como la única vía para conocer y atender las necesidades del género humano.

dfcg




*Imagen de la familia de Jacob Freud fue tomada del blog Tkkb

agosto 20, 2014

Estimados Padres de Familia



Comienza un nuevo ciclo escolar, lleno de posibilidades para alumnos maestros y padres de familia...

Aprovecho y les comparto una carta que escribí un día antes de la graduación y último día de clases del ciclo escolar 2013- 2014, después de innumerables citas con papás y de padecer la presión de la SEP que exigía descaradamente que pasara a todos los alumnos, llegué a mí casa y me puse a escribir una carta que sabía que nunca enviaría, una carta que me sirvió para sacar un poco de las frustraciones y tristezas con las que me topé a lo largo del año, por que lo más difícil de cambiar son las miradas obtusas e irrespetuosas de algunos padres de familia, por que parece que vivimos en un país en el que la educación siempre será una actividad menor y que no es necesario atender.

Me encantará saber sus piensos o experiencias al respecto. 
cj

La imagen es de ISOL


Estimados Padres de Familia,

Se acabó el ciclo escolar y es momento de que escuchen, sí, porque los he escuchado por horas, en mi oficina, por teléfono o a través de sus correos, también a aquellos que creen no haber dicho nada han hablado más de lo que se imaginan con su silencio y ausencias.

Quiero que sepan que dirigir la secundaria de sus hijos me ha abierto los ojos más que cualquier otra experiencia en mi vida, si antes creía en los adolescentes y me parecía interesante trabajar con ellos, ahora sé con certeza que en la mayoría de los casos, los chicos de secundaria son víctimas del pésimo sistema de educación que reina en nuestro país, la desatención que viven en casa y los complejos de eterna juventud de sus padres. En pocas palabras, víctimas del individualismo desmedido que es el estandarte de la sociedad moderna.

A un adolescente se le educa desde la cuna, se empieza con el cariño y los cuidados básicos y se continúa con el respeto esencial que todo ser humano debe brindarle a otra persona, se refuerzan una y otra vez las palabras de cortesía, las formas que parecen de otra época y ahora hacen tanta falta. A un adolescente se le enseña a amar el conocimiento desde casa, con el ejemplo, el respeto a sus inquietudes y el dialogo constante.

La adolescencia es un momento para crecer y asumir una postura frente al mundo, este proceso es doloroso y está lleno de dudas y momentos de ambivalencia, duele crecer, dejar la infancia y hacerse responsable de las decisiones que se toman, pero duele más el abandono. Ese abandono que muchos de ustedes esconden bajo la alfombra e ignoran cuando lo ven en las calificaciones, la falta de comunicación con sus hijos y la pérdida del respeto entre generaciones.

Discúlpenme que se los diga pero a la escuela no le toca educar en todo lo que a ustedes no les interesa ser consistentes, los maestros no pueden reconstruir aquello que durante 13, 14 o 15 años se ha marchitado sin tregua. Los maestros somos personas curiosas e interesadas en el desarrollo integral de sus hijos, un desarrollo que creemos ya avanzado cuando llegan a nuestras aulas.

No sé en qué momento nos volvimos sus empleados, cuál fue el enormísimo error que cometió nuestra sociedad para criar adolescentes tiranos, niños en transición que nos truenan los dedos, vociferan un lenguaje lleno de insultos y al final del día lloran en un rincón porque no saben resolver una multiplicación. No sé qué los hace sentir a ustedes, papás y mamás, seres tan superiores a nosotros que acuden a nuestros salones a amenazarnos, culparnos del desempeño de sus hijos y echarnos en cara problemas que les tocaría resolver a ustedes.

En este tiempo aprendí que las relaciones con los hijos o se nutren a diario o se extinguen, no podemos ser padres y madres en los tiempos libres, la infancia se va demasiado rápido y hay muchos estímulos externos que luchan por quitarnos la responsabilidad de educar a nuestros hijos.

Como mamá, maestra y ex directora de secundaria, les pido que abran los ojos, que se tomen el tiempo necesario para atender a los jóvenes, que resanen las relaciones gastadas e intenten educar desde lo más importante. Los jóvenes de secundaria necesitan límites, juegan a ser mayores con el deseo inconsciente de que poco a poco se les marquen las reglas del mundo adulto, respetar la adolescencia no significa desaparecer del campo de visión de los jóvenes, es estar desde una distancia prudente pero constante, que ellos sepan que no están solos, que aprendan a asumir sus errores y también a pedir ayuda.

Al final del día las calificaciones van y vienen, su rabia ante las reprobadas esconde muchas otras frustraciones que no deben descargar en mí o en los maestros, porque nosotros somos pasajeros, co-responsables por un rato del crecimiento y desarrollo de sus hijos pero nunca tendremos el lugar que tienen ustedes, estimados padres de familia.

Attentamente,
cj



agosto 19, 2014

Ya no me necesita y duele


Ayer tuvimos la junta de vecinos. La junta era a las 8pm. Lo cual implicaba dejar a P dormido para que no perdiera el ritmo de sueño que habíamos logrado antes de entrar a clases. 
Me fui  a la junta dejándolo listo para dormirse, le di indicaciones de qué hacer si necesitaba algo, un beso y me fui.
En mi fuero interno me fui segura de que en algún momento P se iba a aparecer en la reunión, o de que iba a estar despierto cuando yo volviera.

Plegaria para un niño dormido

quizás tenga flores en su ombligo
y además en sus dedos que se vuelven pan
barcos de papel sin altamar. 


No fue así. P estaba profundamente dormido cuando regresé y con todas las luces apagadas. 
Ya venía sintiéndome incómoda de la junta. Me enganché con el presidente, un tipo de los que cuelan el mosquito y dejan pasar el camello.

Plegaria para el sueño del niño

donde el mundo es un chocolatín. 
Adonde vas
mil niños dormidos que no están
entre bicicletas de cristal. 


Al llegar a casa me sentía molesta, con ganas de llorar, desesperanzada. Entonces reflexioné y concluí qué me tenía molesta: haber aceptado una responsabilidad de tesorera. Es un hecho, creo que para vivir en comunidad es necesario asumir responsabilidades pero, siempre me ha sido más sencillo delegar, que otros lo hagan y yo ser una contribuyente cumplida.

Se ríe el niño dormido

quizás se sienta gorrión esta vez
jugueteando inquieto en los jardines de un lugar
que jamás despierto encontrará. 

Ok eso estaba claro, lo acepté por responsable y no por gusto.
Lo otro fue darme cuenta que P es un grande, que ya no me necesita a su lado para dormirse, que fue capaz de estar solo en casa, de no temer, de descansar. Curioso, algo que había deseado desde hace años, ayer se me concedió y me dio tristeza.

Que nadie, nadie, despierte al niño

déjenlo que siga soñando felicidad
destruyendo trapos de lustrar
alejándose de la maldad. 


Es ambivalente ser mamá. Ver que mi hijo hacía algo por sí mismo me llenó de orgullo y al mismo tiempo de una nostalgia por saberme no útil. ¡Que intenso! 
Tomo conciencia de haber heredado del matriarcado la utilidad de la maternidad y la idea de que dejar de ser útil es quizá dejar de ser madre y entonces ¿qué, quién soy y qué sigue después?
No soy socióloga pero reconozco en esta idea tintes de machismo, de extorsión emocional y raíces de muchas de las enfermedades femeninas.
Me autoapunté una palomita (un check) y una lágrima. Y lo mejor fue haber reflexionado, desentrañado las emociones y haber encontrado su conexión con las ideas. Dejarlas correr en mi ser. Verlas de frente.
Quiero seguir guiándolo y desarrollando yo misma la independencia emocional, física y el amor propio para no llegar a la vejez pensándome inútil cuando él tenga una vida propia y para no hacer chantaje cuando él sea feliz lejos de mi lado.
dfcg

* Las estrofas intercaladas en el texto pertenecen a la canción Plegaria para un niño dormido de Luis Alberto Spinetta

agosto 15, 2014

Boy, la historia de un futuro escritor

Haber viajado al extranjero, vivir en un departamento de 2x2, con días nublados, lluviosos y fríos, además de no conocer el idioma fue para P una experiencia traumática.

Como una manera de animarlo retomamos la rutina que teníamos en casa: el baño, la cena y la lectura.

El libro digital fue la salvación, pues pudimos adquirir libros en español.

Así pues iniciamos la lectura de Jaime y el durazno gigante (Dahl, 2005, Alfaguara), pasamos a Charlie y la fábrica de chocolate (2004), intentamos leer Las brujas (2004) pero la historia causaba un cierto grado de tensión, así que pasamos a Matilda (2004) (todas ediciones de Alfaguara en digital).

Cuando habíamos terminado encontré el libro que presentaba la autobiografía de Roal Dahl (Boy, Relatos de la infancia, 2004).

En este libro, Dahl, relata su paso por la educación institucionalizada y cómo la mayoría de los docentes que lo rodearon basaban sus acciones en la desconfianza, consideraban que el niño no quería aprender, que mentía de manera constante y que siempre se guiaba por impulsos que lo alentaban a hacer daño. Leímos relatos que bien parecían una película de terror: profesores que no amaban a los niños, directores que azotaban los traseros, acciones de saña, miedo y cero amor en las escuelas. 

Lo bueno de su vida fue siempre la presencia amorosa y comprensiva de su madre y sus abuelos. Su madre es quien lo impulsa en todo aquello que él quiere lograr como lo fue conocer África, viajar por el mundo y finalmente, escribir.

Vivió una escuela con temor, pero una vez que fue libre de ella continuó con la exploración que su curiosidad promulgaba. Terminó siendo escritor por un encargo y yo creo que también por catarsis. 


Como lo he mencionado en una entrada anterior, sus historias han puesto en alerta a los conservadores. Dahl, no ha  temido incluir en sus relatos castigos implacables para niños malosos y para adultos ventajosos.

Puedo afirmar que P le debe su salud emocional, de ese año en el extranjero, a las peripecias por las que Dahl lleva a sus héroes y los castigos a los que somete a los villanos, pero sobre todo a la muestra que brinda en su propia historia personal, al sobreponerse a los duros profesores que lo acompañaron y cómo, vivió para contarlo. 


dfcg

agosto 13, 2014

Mucho ruido y pocas nueces

Un maestro de literatura llega a un pueblo en la costa este norteamericana decidido a convertirse en una gran escritor. Se enamora de una joven de 15 años. Él no puede escribir, ella está trastornada. Ella desaparece y su cuerpo es encontrado años después. ¿Quién la mató, cómo lo hizo?

No contaré más porque si lo hago terminaré diciéndolo todo (que al final de cuentas no es mucho) y arruinaré las 600 páginas de la novela La verdad sobre el caso de Harry Quebert (Dicker, 2013, Alfaguara).

La crítica lo ha alabado. Dicen que la historia es una mezcla de Larrsen, Roth y Nabokov. A mi me pareció que la historia atrapa, pero que la narrativa no es encantadora y que los diálogos son pésimos.

Me parece que el libro podría reducirse a 1/3 de su extensión actual, que aún así se podría narrar una buena historia, que hubiese salvado de muchas repeticiones (y de papel) y que la crítica y la publicidad lo han inflado muchísimo.

Entre historias policiacas, con giros de tuerca mejor narradas y con un uso del español superior están: las de Andrea Camilleri y las de Santiago Villar.

Pero, yo no soy ninguna crítica literaria, así que serve yourself y luego nos dan su opinión.

dfcg
Imagen tomada del blog de Daniel J.K.