noviembre 30, 2012

Librerías...


Hoy se celebra en algunas partes del mundo el “día de las librerías”, me parece una celebración hermosa y necesaria, dado que el trabajo de librero es inmenso y requiere de una gran tenacidad y entrega.

En México la cantaleta versa sobre la falta de librerías y la dificultad para montar una y mantenerla. En lo personal creo que hay pocas, porque para mí nunca serían suficientes, pero ante todo porque generalmente no están distribuidas en diversas zonas de las ciudades, se ubican en el centro o en colonias con otras actividades y ofertas culturales, lo que da como resultado una oferta pobre para aquellos que no pueden andar de un lado a otro de la ciudad.

Otra característica de las librerías en nuestro país es que son exclusivas de las ciudades grandes, en espacios más pequeños a lo mucho se encuentran puestos de periódicos que también surten revistas y uno que otro libro. Cuando viví en Lagos de Moreno siempre me sorprendió la ausencia de una librería en un lugar tan hermoso y lleno de cultura, afortunadamente el viaje a León era corto y ahí podíamos darnos vuelo en varias librerías, aunque debo confesar que nuestra favorita siempre fue la del FCE que además de tener un surtido sorprendente, es atendida por una familia que encarna el arte del librero; conocen cada libro que ofertan y recomiendan y charlan con gusto sobre las novedades y otros libros.

En fin no me extiendo más, pero les dejo algunas librerías de Guadalajara, (por hoy no hablaré de las de usado pues se merecen una entrada especial y la lista es larga).

Si están en Guadalajara por estos días sigue la FIL pero cuando concluya tendrán tiempo de darse una vuelta por alguno de estos sitios:

Librerías con múltiples acervos, venta de películas, música y cafetería

Fondo de Cultura Económica Av. Chapultepec Sur No. 198 de lunes a sábado de las 9:00 a las 21:00 horas.
Gandhi,  López Cotilla, 1597 Colonia Lafayette Lunes a Sábado de 10:00 a 21:00 horas, domingo de 11:00 a 20:00 horas.
El Sótano, Avenida Guadalupe No. 1294 Colonia Jardines de San Ignacio Lunes a Domingo de 9:00 a 21:00 horas.


Librerías Infantiles

Asquilines, Jesús García No.2631, Colonia Providencia Lunes 16:00 a 20:00 horas, Martes a Sábado 11:00 a 20:00 horas, Domingo 11:00 a 15:00 horas.
Leelefante, Av. Providencia 2635, entre Ontario y Montreal. Lunes a Domingo de 10:00 a 20:00 horas.


Nos leemos
cj

* La imagen es de la mítica librería Shakespeare and Co. en París.

noviembre 23, 2012

Lecturas de medianoche


Si eres de esos lectores desaforados que no puede dejar una historia a medias, seguramente te has encontrado en situaciones incómodas de lectura, es decir: momentos de extrema contorsión, lagrimeo profundo, hambre y sueño exacerbado, esfínteres a punto de reventar, etc.

Yo confieso ser de las que no deja el libro mientras pueda, si la historia me atrapa, me atrapa en serio y prefiero desvelarme, dejar de comer y llevarme el libro al baño, antes que interrumpir la lectura.

Para mí lo peor es la noche, cuando todos duermen y yo me resisto a apagar la luz de mi buró para seguir leyendo, generalmente escucho una voz interior que me advierte que al día siguiente no me voy a levantar, siento como el cuello se me entume y mis ojos hacen viscos para descifrar el texto con la pésima luz que alumbra el libro, luego comienzan las cantaletas prometo dejar la lectura al concluir un capítulo pero esa promesa, lo sé en las entrañas es el autoengaño por excelencia, porque llegado el nuevo capítulo las ganas por saber cómo sigue la historia casi siempre son más que las ganas de dormir, así que sigo por uno más, y otro, y otro… hasta que mi mente va perdiendo claridad y las letras empiezan a desfilar frente a mi como en la canción de Cri-cri, (primero verás, que pasa la “A”, con sus dos patitas…), en ese instante sé que no puedo hacer más, no importa cuanto trate de espabilarme, el cansancio me vence, tengo que aceptar la derrota y dormir.

Lo peor es que en esas ocasiones, lo leído me habita a tal grado que mis sueños se ven invadidos por los personajes de las historias que leo, los escenarios cotidianos se mezclan con la ficción y elementos que habían pasado desapercibidos durante la lectura se vuelven importantes en el sueño, a tal grado que en la mañana tengo que hacer una especie de autopsia del sueño para encontrar qué de todo eso pertenece a lo leído.

Si estuviera en análisis sería interesantísimo analizar éste tipo de sueños híbridos, intentar descifrar el porqué de esas mezclas y el sentido último que la voz del autor ejerce en mí durante la lectura y luego en el sueño… lamentablemente dejé el análisis hace algún tiempo, además casi siempre cuando frecuentaba el diván los sueños se me escapaban.

En fin, lecturas van y vienen, en posiciones y horas que pueden ser cuestionables, lo que no se alega es el placer inenarrable que experimentamos al hacernos de otras vidas, personajes o pensamientos.

Y ustedes: ¿cómo y cuándo prefieren leer?

Nos leemos
cj

noviembre 21, 2012

Una, de un invitado

Visitando el blog de Jorge Téllez El Grafólego publicada en 6 de noviembre de 2012 a través del sitio de Letras Libres, tomo este texto titulado ¿Quién está loco? Amazon y el discurso crítico y lo comparto para los seguidores de Esdrújula Crianza y Lectura

José Arcadio Buendía padecía esquizofrenia; Simón Bolívar, depresión crónica;  Agustina Landoño, trastorno afectivo bipolar; Rosario Tijeras, transtorno antisocial de la personalidad. Estos y otros diagnósticos se encuentran en un libro patrocinado por la farmacéutica Pfizer, que le pidió a diez psiquiatras que analizaran, desde el punto de vista clínico, las patologías de personajes famosos de la literatura colombiana. Lo que más llama la atención del libro, que se distribuye de manera gratuita, no es el extraño interés de una empresa para promocionarse a través de la literatura, ni los argumentos educativos que esgrimen en el prólogo para cubrir esa auto-promoción, ni las ingenuas definiciones de la literatura que hay en el prólogo, ni el pulcro cuidado editorial; tampoco resalta, aunque sí es curioso, el efecto especular en el que, sin quererlo, cae cada uno de los autores cuando nos deja ver a veces más de sí mismo que de los personajes. Lo que más me ha llamado la atención es que uno de los colaboradores, con el que comparto primer nombre y ambos apellidos, habla de uno de mis escritores colombianos favoritos: Evelio Rosero.

Gracias a la intervención de este homónimo colombiano y de sus nueve colegas es posible responder a una pregunta que muy pocos se han hecho –¿cómo lee ficción un psiquiatra?– pero que tiene que ver con otras, más generales, que conviven con el discurso teórico de la literatura desde sus inicios: ¿cómo se lee? y ¿cómo debe leerse? Las dos preguntas marcan dos aproximaciones distintas a la teoría de la literatura – la descriptiva y la normativa– y el camino para responderlas pasa necesariamente por filtros que, a su vez, podrían enunciarse en dos preguntas más: ¿cómo se habla de literatura? y ¿quién habla de literatura?

Cualquiera puede hablar de literatura, sin embargo durante las etapas de su historia el discurso crítico ha sido monopolizado por grupos dominantes que cambian según la época y que van desde los poetas y escritores hasta la figura que hoy conocemos como especialista académico. La norma sobre cómo hablar de literatura se basa en la exclusión del otro: la figura del “lector de a pie” que por desgracia se lee y se escucha con frecuencia reafirma la idea de que para los iniciados hay diversas formas de lectura; el término reproduce una ideología estamental en la que el conocimiento y el placer literario se validan y se regulan conforme a la bendición de un grupo de afortunados que en lugar de leer a pie, leen a caballo.

Junto con esta idea conservadora de la lectura poco a poco se nos impone también una idea del discurso crítico que ya no proviene de ningun estrato relacionado con la creación o producción de conocimiento sino del mercado. La idea de las buenas lecturas es un ejemplo, y al parejo de ella estos días circulan comentarios sobre supuestas censuras que Amazon ha comenzado a ejercer en contra de comentarios y reseñas de escritores sobre otros libros. El argumento consiste en considerar a todo escritor como posible competidor de cualquier otro, por lo que les parece lógico no aceptar reseñas de personas con potenciales intereses económicos sobre el producto ni de personas o compañías en competencia directa con él. El lector, desde esta perspectiva, ya no es una instancia de construcción de significado sino un cliente, cuyo margen de acción –la compra- puede verse afectado por los comentarios negativos o positivos de los autores, que en el espacio público de Amazon están imposibilitados para expresar cualquier cosa que no se considere publicidad.

Además de los escritores, ¿quién más tendría prohibido el acceso al comentario crítico según esta lógica? Los editores, los diseñadores, los correctores, los académicos, la familia de cada una estas personas y sus más cercanos amigos. Pero lo más importante es lo otro, el cambio de esquemas y representaciones culturales que atestiguamos cada día: de productor, el escritor poco a poco se convierte en maquilador en lucha directa con otros maquiladores que, al igual que él, podrían estar haciendo lo mismo pantalones que zapatos o novelas. Lo que se pasa por alto es que con los buenos libros un lector no se pregunta qué libro va a leer (a leer, no a comprar) en lugar de otro, sino cuál de los dos va a leer antes y cuál después. Lo mismo que con los buenos escritores, que no necesitan del éxito o del fracaso de los libros de sus contemporáneos para escribir su obra.

La de conocer tu producto es una regla del mercado que cada vez resulta más inútil en contra de estos consorcios que venden de la misma manera novelas de Tolstoi y balones de fútbol. Muy pocos se imaginan a Jeffrey Preston leyendo una novela o jugando fútbol cuando la máxima parece ser: cállate y compra.

Jorge Tellez

Colocado aquí por dfcg quien está un poquito neurótica, porta una conducta maniaco-depresiva estacional desatada por su labor de revisora y de la toma de conciencia de cómo el mercado está en todas las latitudes.

noviembre 19, 2012

Huele a FIL.


El próximo fin de semana comienza la fiesta anual de los libros en nuestra ciudad. Con Chile como país invitado, la FIL cumple 26 años.  Cada quien vive la feria de formas distintas pero esta esdrújula se va a permitir hacer algunas recomendaciones para que su visita sea más placentera, sobre todo si asisten con niños:

  • Programar su visita revisando el programa con anterioridad. De esta manera podrán elegir entre los eventos y talleres que se ofrecen,  los que consideren más adecuados e interesantes.
  • Tomen en cuenta que los eventos y talleres de FIL niños tienen horarios y que por lo regular se encontrarán con filas de espera, así que conviene contemplar esto en el margen de tiempo que planean estar en la feria.
  • La Expo es un lugar grande y muy concurrido. Es recomendable no excederse en el tiempo de la visita, los niños disfrutan más si participan de poco. Un taller, un espectáculo y una vuelta para detenerse a ver  libros les será suficiente.
  • Procuren dedicar la visita a FIL niños y programen la propia para otra fecha. Es seguro y disfrutable así para toda la familia.
  • Es importante saber que los talleres son patrocinados por empresas, en casi todos los casos. Así que, puede ser que el propósito quede supeditado al interés de cierta marca. Estos talleres suelen ser los más llamativos, ya sea porque regalan cosas o incluso por  el tipo de actividad que se realiza.  De lo que está publicado en la página de la feria, estas parecen algunas buenas opciones:

Para niños de 3 a 6 años, el CONACULTA ofrece  “Un cohete especial para un viaje espacial”.
Para niños de 7 a 9 el museo El Globo presenta  “Luna rima con tuna pero también con aceituna”
Y para los más grandes: de 10 a 12  Trompo Mágico trae este año “Una expedición animada”

Esta esdrújula  se confiesa fan de Patita de perro que se presentará en el foro el sábado de la inauguración a las 18:00 horas. Ojalá que por ahí nos saludemos.  
sd

noviembre 16, 2012

¡Feliz Cumpleaños José!


Hoy hace noventa años en Mora, Azinhaga (Ribatejo, Portugal) nació un escritor entrañable, una persona que a través de la escritura demostró sensibilidad y empatía hacía los seres humanos.

El escritor del que hablamos es José Saramago quien hoy  celebraría su cumpleaños número 90 y será objeto de diversas celebraciones. Su fundación propone a los lectores elegir una palabra que identifiquen como fundamental en la obra del autor, comentar el porqué y enviarla en un tweet; luego todas serán recopiladas y publicadas en la página web de la editorial Alfaguara. Pero muchos lectores crearon sus propias iniciativas y los tweets y mensajes alusivos a la obra del autor comenzaron desde la madrugada.

Yo he decido expresar mi profundo cariño por Saramago al recordar mi primer encuentro con su obra y la vez que lo vi en la FIL.

Llegué a Saramago por casualidad, a el maestro de la clase de Análisis Experimental de la Conducta se le ocurrió que deberíamos leer Ensayo sobre la Ceguera, elegir un personaje de la obra y aplicar los conocimientos teóricos de la materia con el personaje de ficción.

La clase no me gustaba pero leer siempre ha sido un vicio, así que compré el libro y comencé la lectura. El Saramago al que había llegado por encargo pronto empezó a rebelarse frente a mis ojos; sus pensamiento sin vacilaciones, la fuerza de la historia y la profundidad de las frases, chocaban contra mis expectativas y me exigían un esfuerza intelectual que me dejaba exhausta, dicho de otro modo: tuve que aprender a leerlo, tomar una y otra vez la frustración que me provocaba quedarme sin aliento al intentar leerlo en voz alta y conocerlo más allá de mis prejuicios y vacilaciones.

Al terminar Ensayo sobre la ceguera, Saramago ya era uno de mis clásicos, pocas veces me ha sucedido que con solo una obra un escritor me conquiste, con él no hubo necesidad de más encuentros,  una novela fue suficiente para afianzar nuestra amistad.

Después seguí con La Caverna, El cuento de la isla desconocida, Ensayo sobre la Lucidez, La flor más grande del mundo, Las intermitencias de la muerte, El cuaderno y más. Aunque tengo mis favoritos, sus historias siempre se comunican sin intermediarios con mi inconsciente; así sin saberlo enfrento algunos miedos, frustraciones y alegrías que hacen que su escritura sea inolvidable.

La única vez que vi a Saramago fue en la FIL, el día en el que presentó acompañado de Pilar (su ahora incansable viuda) Las intermitencias de la muerte, hablaba pausado pero con gracia, sus movimientos eran ágiles para su edad y su voz encajaba perfecto con su narrativa. Platicó sobre el nuevo libro, y la historia que contaba, atendió con calma a las preguntas del auditorio y en un gesto por demás generoso escuchó la demanda de un señor del público que le habló de los Zapatistas y le pidió que comentara sobre el tema.

Saramago para mí era la voz de la sociedad de los últimos años, una voz que no se callaba lo que pensaba y opinaba con melodía sobre las injusticias que nadie quería ver, su obra seguirá resonando por muchos años, y si es que nos mostramos un poquito más dispuestas, tal vez nos ayude a encontrar la forma de volvernos más humanos.

¡Felicidades querido José!

* Ahora que voy cerrando el texto, recuerdo que también tuve la oportunidad de ver y escuchar a Saramago en una exquisita lectura de fragmentos de Las Intermitencias de la muerte. Junto con Gael García y un perro que demostró excelentes modales, leyó con toda pericia, la inquietante historia.

Nos leemos.
cj