diciembre 08, 2014

FIL (XXVIII) 43


Hoy comienza la resaca post-FIL se siente en las piernas el andar acumulado de días anteriores, en el cuerpo la lucha por compartir espacios abarrotados, pasillos estrechos inundados de otros y miradas deseosas y expectantes en medio de encuentros, charlas y hallazgos inesperados durante nueve días.

Pero la cruda más intensa se siente en el corazón y no tiene nada o tiene todo que ver con la literatura, porque la Feria fue un espacio de duelo, de lucha y de pérdida. En las presentaciones de libros y las charlas de autores se escuchó la voz de los ausentes, el reclamo a las autoridades, la lucha del pueblo que somos y que no queremos “superar” la ausencia.

En el Encuentro de Promotores de Lectura, Alberto Manguel mientras disertada sobre la necesidad de las bibliotecas personales para entender los actos importantes de nuestras vidas, dijo con fuerza y una voz indignada que esto era importante sobre todo ahora que estamos viviendo bajo la sombra de 43 fantasmas, las bibliotecas nos ayudan aunque no puedan salvarnos del dolor. En el mismo Encuentro Benito Taibo, hizo un llamado a no olvidar, exhortó a leer para liberarnos y a usar los libros como armas contra el estado, armas físicas e intelectuales. Daniel Cassany cambió el contenido original de su charla para ahondar en la necesidad de formar lectores críticos y competentes, para ver las prácticas lectoras que no se ven y descubrir mentiras que parecen verdades, todo enmarcado en la violencia y el cinismo de quiénes gobiernan.

Los 43 estuvieron presentes en el miedo de los granaderos que abarrotaban las inmediaciones de la expo, en los pasos firmes de los autores que asistieron a la marcha, en la valentía y el coraje de un grupo de jóvenes y adultos que se arriesgaron a un flashmob dentro de la feria, pronunciando cada nombre y aludiendo a la reflexión y a continuar la lucha. En la distribución de calcomanías, pins y separadores en los que se leía el número que tanto nos duele a todos 43.

Leer, pensar, reflexionar y actuar tiene que ser la moneda corriente en los tiempos que imperan, no podemos cejar en la lucha, la feria vino y se fue pero lo que escuchamos, lo que leímos y lo que vivimos tiene que resonar fuerte dentro de nosotros, porque las luchas se hacen de a pocos y de a todos, porque el miedo que nos paraliza y nos impulsa tiene que seguir acumulando energía de cualquier resquicio de vida que nos permita agarrar fuerza, como los libros, las ferias, la lucha, la voz de los adolescentes, los juegos de los niños y la complicidad de los que escriben.

Se fue una FIL sin precedentes, la FIL 43.

cj


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