agosto 23, 2012

Coches, tráfico y... cuentos


Guadalajara crece cada día más y junto con las nuevas calles, fraccionamientos y comercios llegan más y más autos que saturan el espacio y generan un tráfico espantoso.

En el camino que mi hija y yo recorremos todos los días después de que sale de la escuela, están haciendo un túnel que tiene bloqueada una de las avenidas más transitadas de la ciudad, la construcción inició hace casi un mes pero las escuelas estaban aún en el periodo vacacional así que no había llegado el caos.

El lunes que comenzaron las clases el tráfico empezó a hacer de las suyas, mamás desesperadas para llegar por sus hijos, jóvenes descuidados conduciendo a altas velocidades en colonias con calles pequeñas y el transporte público amedrentando a todo aquel que se cruza por su camino.

Con una niña de dos años y medio los berrinches y el tedio que puede provocar un embotellamiento son una bomba de tiempo hasta para el temperamento más calmado (y por supuesto que mi temperamento está muy lejos de la calma), por lo que desde el principio me equipe para los espesos trayectos con: libros.

La solución llegó sin buscarla, antes de las vacaciones, cuando una tarde mi hija encontró un libro en el coche y pasó un buen rato repasando la historia y las imágenes, absorta en el libro a pesar de que hacía mucho calor y ella sudaba cansada en el trayecto camino a casa ¡por supuesto!, leer en el coche, metro y/o en el camión es la mejor forma de acelerar el tiempo.

Así sin decirle nada cada día le llevo un libro diferente y cuando nos detenemos a esperar que los autos vuelvan a circular, le paso el libro y como magia la historia la atrapa y el camino se hace menos largo y pesado.

No sé por cuanto tiempo los libros nos ayuden o si esta solución funcione con niños más grandes, pero a quién tenga que luchar con horas de tráfico, le invito a que pruebe y nos comparta cómo les va en el camino.

cj

Foto de Lucía leyendo El monstruo del baño. 

1 comentario:

  1. Si hay algo que añoro de cuando todavía no manejaba, es la lectura de pasajero. ¿No será esa la razón por la que algunas personas no consiguen leer en movimiento? ¿Será que el ojo que no se entrena desde temprano sufre los trayectos?
    ¡Qué buen remedio para el tráfico de pesadilla!

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