febrero 04, 2013

Una novela muy moral.


Dice Milan Kundera que: “La novela que no descubre una parte hasta entonces desconocida de la existencia es inmoral”[1]. De esto me acorde mientras leía Un arma en casa de Nadine Gordimer. Estamos acostumbrados a sentir empatía por la víctima y la familia de un crimen fatal,  pero con mucha menor frecuencia nos acordamos que el victimario también es padre o esposo, hermano o hijo de alguien.
Título original: The house gun
En Un arma en casa los padres de un joven arquitecto, se enfrentan a algo nunca previsto. Reciben un día la noticia de que Duncan está detenido, acusado de homicidio. Profesionistas y cultos, padres conscientes de haber dado a su hijo la formación que hoy les permite vivir tranquilos, rechazan la culpabilidad del hijo; aun cuando éste no se declara inocente, se aferran a la idea de que todo debe ser un terrible error.
Nadine Gordimer, premio nobel de literatura en 1991, sin duda explora en esta novela una parte de la existencia que no se había narrado. Nos pone frente a la posibilidad de que la educación privilegiada y el núcleo de una familia liberal, no sean garantía de una vida moral y justa.  Claudia y Harald no pueden evadir sus propios prejuicios en el proceso de la historia, así como tampoco podrán asegurar que conocen a su hijo.
Esta esdrújula se confiesa estremecida por  la lectura de una novela moral (en el estricto sentido kunderiano), y  deja aquí  una cita de la autora, que por sí misma invita a la reflexión:
“Y habían superado, también –no, dominado- estas incompatibilidades a través de las distintas etapas, en el matrimonio, en el amor que se tenían, como algo diferente de estar enamorado; incompatibilidades ignoradas en el momento de la concepción: pero presentes. El hijo nació de todo ello” [2]
sd


[1] KUNDERA Milan (2004)  El arte de la novela Fábula Tusquets pág: 16
[2] GORDIMER Nadine (2006) Un arma en casa Ediciones B pág: 91


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