marzo 13, 2013

A propósito de hoy

Nací en 1972. En 1978 se eligió al papa Juan Pablo II. Recuerdo que hubo todo un revuelo. El papa anterior había sido asesinado.

Pronto empezó a circular un libro titulado Muerte en el Vaticano (Serral y Savigny). Para mi era una sorpresa y al mismo tiempo (y en mi construcción de esquemas mentales) quizá empecé a pensar que era normal. Es decir por un lado me sorprendía que aquel hombre que se suponía representaba a Dios en la Tierra hubiera podido engendrar tal odio para arrebatarle la vida. Por otro, qué no era lo mismo que le había pasado al Cristo.

Recuerdo que las exclamaciones de los mayores que me rodeaban era que el libro no debía circular, que eran mentiras, que lo debían prohibir (saquen sus conclusiones de la religiosidad que corría por el genoma familiar). Yo escucha con curiosidad esas palabras e incrementaban las ganas de que el libro fuese olvidado por ahí.

Nunca ocurrió, el libro no fue adquirido por ningún familiar, por supuesto que no estaba en al biblioteca del colegio católico al que asistía.

Hace algunos días y ante todo el montón de artículos que se han publicado sobre la renuncia de Benedicto XVI el libro fue mencionado en un reportaje periodístico y lo recordé. Ahora ya podría irlo a comprar y devorar. Sin embargo, el ánimo es otro, la curiosidad no da como para invertir tiempo de lectura que puedo dedicar a otras obras que esperan en mi mesita de noche. Es más, casi me pudo imaginar de lo que trata y hasta lo que termina.

Hoy que habemus papam me dedicaré a leer reportajes de alabanzas y rechazo ante Jorge Bergoglio, el papa Francisco.

dfcg

La autora hace tiempo que ha dejado la práctica católica, sin embargo hoy se emocionó con las campanadas y el seguimiento mediático.

1 comentario:

  1. La episteme cambia, las intenciones también. Muy cierto, después de un tiempo crece el colmillo y ya no es tan necesario leerlo para saber de lo que trata.

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