septiembre 02, 2012

Los niños montessori.


María Montessori (1870-1952)
Hace más de cien años una mujer, María Montessori, fundó una de las pedagogías más asombrosas que existen. Quien haya visto un salón Montessori no puede negar que el ambiente preparado  es una invitación silenciosa a conocer.  El mobiliario es adecuado a la estatura de los niños y los materiales están a su alcance, sin embargo, a cualquier hora de la mañana todo luce en perfecto orden. Habrá a quienes les cueste creer que en ese lugar haya niños prescolares y seguramente se maravillarán de ver lo que son capaces de hacer por ellos mismos, sin ayuda.
Observen ustedes la próxima ocasión que tengan de estar cerca de un grupo de niños, distinguirán al que va a un colegio Montessori porque es el que ‘cierra’ su silla cuando se levanta, es el que lleva su plato al fregador, incluso, si los adultos cercanos no lo interrumpen, puede  ser que lo lave.  Tuve noticias de esta pedagogía poco después de haber nacido mi hijo mayor,  alguien muy cercano y querido,  tiene una hija ciega y me platicaba de las razones detrás de esos hábitos; por ejemplo, si alguien no cierra su silla, otro puede tropezar y lastimarse. Eso me pareció importante, quería que mis hijos aprendieran el respeto y la consideración hacia los demás.
(René en su kínder Montessori, aprendiendo a leer)
Los períodos sensibles, uno de los aspectos que más cuida el método, resultan otra forma de respeto. Funciona exactamente a la inversa de los métodos tradicionales. No es el maestro quien decide el momento de enseñar algo en particular; es el niño, que tiene la libertad de probar los materiales dispuestos,  quien se acerca a uno en específico cuando está listo para adquirir el aprendizaje que le ofrece. Como el error no es castigado, el interés permanece hasta que el aprendizaje se completa.
Esa es una de las críticas que más frecuentemente se hace a las escuelas Montessori,  que en ellas los niños “hacen lo que quieren”, es decir, no son vistos ni tratados como contenedores que hay que llenar con lo que se ha determinado es hora que aprendan. Estos niños desde pequeños son dinámicos y creativos, no reciben aprendizaje, lo construyen para sí.  Estos niños “quieren lo que hacen”.  Creo que esa fue la principal razón por la que mis dos hijos fueron niños montessori, eso es precisamente lo que más deseo para ellos, que amen lo que hacen, que lo disfruten, en resumen que sean felices.
María Montessori advirtió las necesidades del niño hace más de un siglo, pero no ha sido la única, Piaget también señaló la importancia del desarrollo psicomotriz en favor del nacimiento de la inteligencia. ¿Por qué entonces aún conservamos sistemas en los que queremos tener a los niños calladitos y sentaditos justo cuando es el tiempo de que se muevan y desarrollen el lenguaje?
Siendo maestra de adolescentes, he constatado muchísimas veces que los alumnos que tienen una actitud más independiente  en sus procesos de aprendizaje, los que se muestran más responsables de su trabajo y pueden encontrarlo placentero, los que son creativamente seguros, estuvieron  en una escuela en la que pudieron hacer lo que querían y aprender a querer lo que hacen. 

sd

2 comentarios:

  1. Es curioso, que yo siendo una convencida de este método, siento ahora un temor de que no pueda desarrollar todo lo que se debe para "enfrentar" al mudno del siglo XXI. Sin embargo, cuando me detengo a analizar cada uno de estos introyectos me doy cuenta que tanta RIEMS y REBS han hecho mella en mi y entonces me relajo y lo veo amasar el pan que preparará, lo imagino cortando la verdura para hacerse su sopa, sí todo esto en su escuela que aunque ya no es Montessori, maneaja la idea de que el niño puede y es una apasionado del aprendizaje.

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  2. Yo cada día me maravillo más con la forma en la que el método ayuda a los pequeños a estructurarse; el orden, la constancia y la libertad que les permite ejercer. Además los hace disfrutar el aprendizaje, ampliar su curiosidad y gozar cada hazaña que realizan. Yo he puesto en práctica la filosofía Montessori a través de los ojos de mi hija y hasta ahora ha sido hermoso.

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