octubre 29, 2012

Un rinoceronte ensayando la infancia.



Este fin de semana se presentó en el Teatro Experimental de Jalisco, una compañía potosina con una puesta en escena que surge de un laboratorio actoral. El tema atrajo a esta esdrújula. En el programa de mano, una pequeña caja para armar, se invita al espectador a un encuentro con “aquello que hemos sido, que dejamos de ser: la infancia; comarca que a diferencia del Paraíso, no precisa de la muerte para habitarla”.
Durante hora y media, el público se puso en contacto con esos lugares comunes de la infancia. Canciones de Cri-crí, juegos tradicionales, juegos de roles, miedos, rivalidades, emociones, sensaciones, recuerdos imprecisos pero perennes, que configuran nuestra memoria y que en pocas ocasiones exploramos tan vívidamente.
El material de este ensayo se conforma de anécdotas reales sobre esa disonancia entre las percepciones infantiles y adultas. ¿Qué circunstancias se convierten en un recuerdo de la infancia? El desfile militar al que nos llevaron, creyéndolo un excelente entretenimiento, y que sin embargo nos atemorizó. El cariño de un tío o de una abuela. La reacción inesperada de un adulto por un comportamiento mal interpretado. La crueldad de los pares, pero también su complicidad incondicional.  La desilusión de un 6 de enero. La escuela y el recreo.
El viaje experimental a la memoria colectiva de la infancia se consigue con: cuatro actores en un escenario de teatro tipo arena, una caja de madera, un puñado de objetos evocadores de la infancia, un par de pantallas en circuito cerrado y la confabulación del espectador.
 Si El rinoceronte enamorado volviera a traerla a nuestra ciudad Sr. Tlacuache –Ensayo sobre la infancia-  no se pierda la ocasión de echar una mirada a su propia niñez; resulta una experiencia interesante. Entre tanto, aquí les dejo una muestra:



sd

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