mayo 15, 2012

De cómo me inicié en la lectura

Ha sido mi cumpleaños número 40, se escribe fácil y rápido, se requiere valor y equilibrio para alcanzarlo, lo afirmo basada en la experiencia.
Para festejar pasé de la idea de hacer una gran fiesta a huir de la ciudad y esconderme para que los amigos y familiares no me recordaran la edad que estaba por cumplir, finalmente quedé en el punto medio: una reunión en casa.

Mi idea de festejo fue que los amigos pasaran a comer un pedazo de pastel y me dieran un abrazo, siempre es bueno, justo ese día, recibir carga de energía positiva, buenas vibras y mejores deseos. La sorpresa del día fue recibir un libro por cada persona que pasó a felicitarme.

Soy ahora una persona de 40 años con una biblioteca enriquecida.

Al día siguiente, observé cada ejemplar y me leí la contraportada con un buen café y pensé ¿a qué se deberá que me gustan los libros y las historias o conocimiento que encierran? Una imagen acudió a mi: mis padres acostados en su cama después de cenar cada uno con libro en mano, mi padre a la hora de desayunar con la nariz -y los ojos- clavada entre las hojas olorosas a tinta del periódico matutino; mis padres y yo, los miércoles o viernes, entrando a la Librería Santa Rita (Culiacán, Sin.) para adquirir cada uno un ejemplar de la revista y cuento de libre elección; mi padre consultando el diccionario (tumba burros) cada que yo tenía una duda sobre alguna palabra; mis padres dejándome que yo tocara los libros y hasta profanara sus portadas interiores con garabatos.

Ellos y su ejemplo desinteresado provocaron mi gusto por la lectura. Ya contaré en otra ocasión como ellos mismos estuvieron a punto de alejarme del hábito lector.

dfcg

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